Nos empeñamos en ponerle precio a todo lo que vemos. Tal es nuestra obsesión que le hemos puesto precio hasta a nuestra felicidad. Pensamos que todo se basa en tener dinero y un buen coche, pero no es así, no necesitamos eso. Le hemos puesto precio al amor, a los amigos, incluso a nuestro cuerpo. Pero... ¿de verdad merece la pena? ¿Voy a ser más feliz si tengo una casa enorme?
Permiteme decirte que no porque tengas más dinero tendrás más felicidad, puede que sí una sensación muy parecida, pero todo sería vivir una mentira.Permitete no ponerle precio a tu amistad, tu amor, tu sonrisa o tu danza, Limítate a pagarlo con amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario